Después de escuchar tantos y tantos debates, tertulias y expertos en educación, eso sí, ninguno trabaja de profesor o maestro, me han convencido que el problema de la educación somos los docentes. Ahora que ya sabemos la verdadera razón del desastre sólo nos queda una solución, actuar!!!!
Yo siempre he creído que hay que aprender de los mejores y ya sabemos que éstos están en Finlandia. Según dice nuestro consejero, la clave en Finlandia son la calidad de los maestros, aunque yo haré alguna puntualización al respecto.
En Finlandia sólo accede a la profesión uno de cada diez aspirantes. Esto quiere decir que hay como mínimo diez veces más personas que quieren acceder que plazas. Pero que pasa en nuestra casa? Que en el momento que añadimos una hora más de clase en primaria, ya no tenemos maestros de reserva para cubrir esto. Y que pasa en Finlandia para que haya tanta gente que quiera ser maestro y aquí no? No será que aquí se han dedicado a desprestigiar la profesión ya degradarla hasta el punto de que ser maestro o profesor es menos que ser nada?
Supongo que no influyen las diferencias culturales, ni sociales, ni los diferentes estilos de vida. Supongo que podemos encontrar la misma problemática familiar o escolar que encontramos aquí, las mismas zonas urbanas periféricas. Para usted los factores externos no intervienen o no lo quiere reconocer.
Por tanto, señor Consejero la solución es muy sencilla y ya le adelanto que no hace falta que me haga alto cargo de la administración para explicarselo, ya tiene demasiados amigos, compañeros de partido y demás almas errantes que colocar antes que a mí.
La solución es importar profesores de Finlandia. Si son los mejores y vivimos en un mundo globalizado, porque no? No importamos camareros, ingenieros y multinacionales? Porque no importar maestros y profesores?
Se imagina señor Consejero? Podríamos colocarlos en las zonas con más problemas sociales y con más fracaso escolar. Seguro que en pocos años estos alumnos se convertirían en grandes intelectuales y transformar estos guetos en auténticos paraísos. Se apuesta un guisante a que lo consiguen? Claro que no, no es tan estupido.
Pero hay un pequeño problema señor Consejero, sí son tan buenos e inteligentes como usted afirma, y con razón, querrán tener un jefe como usted? Ya sabe la respuesta, ¿verdad?
Yo siempre he creído que hay que aprender de los mejores y ya sabemos que éstos están en Finlandia. Según dice nuestro consejero, la clave en Finlandia son la calidad de los maestros, aunque yo haré alguna puntualización al respecto.
En Finlandia sólo accede a la profesión uno de cada diez aspirantes. Esto quiere decir que hay como mínimo diez veces más personas que quieren acceder que plazas. Pero que pasa en nuestra casa? Que en el momento que añadimos una hora más de clase en primaria, ya no tenemos maestros de reserva para cubrir esto. Y que pasa en Finlandia para que haya tanta gente que quiera ser maestro y aquí no? No será que aquí se han dedicado a desprestigiar la profesión ya degradarla hasta el punto de que ser maestro o profesor es menos que ser nada?
Supongo que no influyen las diferencias culturales, ni sociales, ni los diferentes estilos de vida. Supongo que podemos encontrar la misma problemática familiar o escolar que encontramos aquí, las mismas zonas urbanas periféricas. Para usted los factores externos no intervienen o no lo quiere reconocer.
Por tanto, señor Consejero la solución es muy sencilla y ya le adelanto que no hace falta que me haga alto cargo de la administración para explicarselo, ya tiene demasiados amigos, compañeros de partido y demás almas errantes que colocar antes que a mí.
La solución es importar profesores de Finlandia. Si son los mejores y vivimos en un mundo globalizado, porque no? No importamos camareros, ingenieros y multinacionales? Porque no importar maestros y profesores?
Se imagina señor Consejero? Podríamos colocarlos en las zonas con más problemas sociales y con más fracaso escolar. Seguro que en pocos años estos alumnos se convertirían en grandes intelectuales y transformar estos guetos en auténticos paraísos. Se apuesta un guisante a que lo consiguen? Claro que no, no es tan estupido.
Pero hay un pequeño problema señor Consejero, sí son tan buenos e inteligentes como usted afirma, y con razón, querrán tener un jefe como usted? Ya sabe la respuesta, ¿verdad?
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