dimarts, 16 de desembre del 2008

PSC. Prisioneros de la nómina

Parece ser que el PSC ha dado instrucciones a sus diputados en el Congreso para que voten a favor de los presupuestos. ¿Cómo es que dan apoyo a los presupuestos? Muy sencillo, son prisioneros de su nómina.
Creereis que los diputados van a arriesgar su carrera política, su sueldo mensual por amor a la patria? No seamos ingenuos, son trabajadores de la política y no mártires. Ahora tendrán que montar el numerito para hacer ver que mantienen una postura de fuerza, pero no es nada más que eso, una puesta en escena.
El PSC está a las órdenes del PSOE en el congreso de los diputados y de su jefe, el señor José Luís Rodríguez Zapatero. Él es el que hizo irse de Presidente de la Generalitat al señor Pascual Maragall y puso a su fiel escudero, el señor Montilla. Imagínese que usted es un diputado del PSC. Si el señor Montilla es Presidente de la Generalitat y el señor Celestino Corbacho ministro significa que cualquiera puede ser cualquier cosa dentro del PSC, si tienes carnet (por supuesto) y si te llevas bien con quien corta el Bacalao.
Pero no os sentís defraudados, eso era lo que tenía que pasar. Si alguien se pensó, cuando votó al PSC o le apoyó, que sería diferente que se lo haga mirar. Debemos entender que las campañas electorales son pura estrategia de marketing y además marketing del malo, ya que no busca la complicidad con el votante, sino simplemente el voto puntual (en la próximas elecciones ya los enredaré de otra manera).
Lo que deberían explicar los señores del PSC es cómo hacen las infraestructuras en este país. Utilizan los peajes en la sombra y la participación de capital privado porque no tienen ni un euro. Sabéis que el peaje qa la sombra significa que cuando uno pasa con su coche por una carretera, el estado le paga a la Concesionaria del tramo, el peaje. También puede fijarse como ejemplo, la línea 9 del metro, en la que muchas estaciones serán de gestión privada. Es decir, están hipotecando el futuro de nuestros hijos, porque no tienen la voluntad ni el valor político de defender los intereses del país que dicen representar.