diumenge, 23 de setembre del 2007

Armas que desaparecen

Según una noticia aparecida en el diario “Avui” que decía que “Los Estados Unidos han perdido el rastro de 190.000 armas de fuego entregadas a las fuerzas de seguridad iraquianas desde el inicio de la ocupación en el 2003, según ha reconocido un informe oficial realizado recientemente por un organismo dependiente del Congreso norteamericano”.

Según continua explicando la noticia, las armas pueden haber ido a parar a las milicias o al mercado negro. Podríamos decir que, en lugar de perder las armas, alguien o algunos han estado haciendo el agosto con ellas, pero eso sí, por el bien de la patria. A veces da la impresión de que muchos de aquellos que se llenan la boca de patriotismo, siempre acaban sacando provecho propio o, dicho de otra manera, el patriotismo es la excusa para aprovecharse de la patria.

Los soldados norteamericanos están siendo atacados con armas que su propio país a proporcionado a las milicias que luchan contra la ocupación americana, ¡qué fuerte!, ¿no?. Cada vez está más claro que los intereses de algunos privilegiados en la sombra del estado, han marcado esta guerra desde el principio. El petróleo, la industria armamentística y otras empresas han propiciado una auténtica masacre en Iraq y una catástrofe humanitaria sin precedentes. Lo peor de todo es que la sociedad occidental continua sin reaccionar contra esta cadena de despropósitos.

Yo me planteo si es admisible la existencia de una industria armamentística. No planteo ahora la desaparición de los ejércitos, que sería la mejor solución a la violencia que vivimos, pero sí la desaparición del interés del mercado en la fabricación de armas. Tendrían que ser industrias estatales sin ánimo de lucro las que las fabriquen porque sinó la industria actual buscará mercados como si de vender teléfonos se tratara. Si no hay mercado, lo fabrica artificialmente potenciando conflictos armados enquistados y haciendo negocio con las dos partes implicadas. Se podría dar la paradoja que una empresa norteamericana de armamento le interesara que “el enemigo” tuviera armas y balas para disparar, porque sinó los soldados no tendrían que gastar balas y material bélico, de hecho, el negocio es el negocio. Si complementamos nuestro negocio fabricando las bolsas de plástico donde colocar los soldados caídos en combate y con el material sobrante de la fabricación de armas hacemos medallas que nos compraran para honorar a los muertos, podríamos decir que el negocio es redondo.